Jenni, de Lincoln, Nebraska, vive con diabetes tipo 1 (DT1) y está comprometida a defender a los demás. Esta es su historia:
A los 53 años decidí que era hora de ponerme saludable.
Empecé a caminar todos los días y cambié mis hábitos alimenticios. Era profesora a tiempo completo y mis compañeros eran corredores. A los 53 años empecé a correr. Había hecho varias carreras de 5 km y estaba perdiendo peso. Fui al médico para hacerme un examen físico y tenía el nivel de azúcar en sangre muy alto. Había perdido casi 30 kilos, estaba en la mejor forma física en muchos años y me diagnosticaron diabetes tipo 2.
Seguí haciendo ejercicio y corriendo. Una semana me dio gastroenteritis. Fui al médico después de varios días porque no podía deshacerme del cansancio. Me dijo que era solo un virus que se había quedado. Tenía planeado un viaje a Las Vegas por trabajo y también una carrera de 5 km mientras estábamos allí.
Me estaba debilitando tanto que mis amigos terminaron empujándome en una silla de ruedas.
Volamos a Phoenix y yo estaba tan enferma que decidimos que no debía volar sin hacerme un examen. Fui al hospital de Phoenix y en un par de horas estaba en la UCI. Tenía cetoacidosis diabética (CAD) crítica. Fueron unos días difíciles.
Volé a casa y de inmediato fui a ver a un endocrinólogo. Los resultados de la prueba cambiaron mi vida: diabetes tipo 1. Ahora tengo 57 años. Tengo un Omnipod y un Dexcom. Mi A1C ha pasado de 13 a 7. Lamentablemente, he recuperado el peso, pero por lo demás me siento bien.
El miedo al COVID me consume casi por completo, pero estoy siendo extremadamente diligente y practicando todos los procedimientos de seguridad.
Soy activista en favor de la educación, la reforma médica y la rendición de cuentas de las empresas farmacéuticas. Trabajé para conseguir que el seguro médico de los maestros limitara el coste de la insulina. Todavía pago casi 400 dólares de mi bolsillo al mes por suministros e insulina. Es fundamental que eduquemos y presionemos para que se realicen reformas.
Tengo la suerte de tener buena cobertura y buenos ingresos. Necesitamos una voz para quienes no la tienen.
Soy una persona con diabetes tipo 1 que se dedica a la educación para todos.
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