La diabetes tipo 1 llegó a mi vida a los 10 años y no ha sido tan fácil. Cuidar de la diabetes requiere mucha responsabilidad, cualquier cosa puede salir mal si no te cuidas a ti mismo. He estado en el hospital varias veces, pero eso no me impidió cuidarme y seguir mejorando. Sí, los resultados pueden ser aterradores a veces, pero eso no significa que tengas que temerlos. No tuve tiempo de sentarme y llorar por ello, tuve que aprender y adaptarme. Y gracias a eso, me convertí en el hombre que soy hoy.
Uso mi diabetes como motivación porque hubo una vez en la que hice una prueba para entrar en un equipo de baloncesto y me descartaron. La excusa del entrenador fue que tenía miedo de que me desmayara en la cancha a mitad del partido. Tenía emociones encontradas y quería venganza. Empecé a trabajar en mí mismo, física y mentalmente. Estaba tratando de mejorarme porque mi sueño era jugar en un equipo de la escuela secundaria.
Empecé a jugar en equipos más pequeños, lo daba todo y no paraba hasta que lograba mi objetivo. Meses después, me transferí a Lincoln Leadership y el entrenador Pernell Hosier me dio la oportunidad de jugar en el equipo universitario. Seguimos yendo a los playoffs del distrito, pero no lo logramos.
El hecho de que ahora esté en un equipo de secundaria no significa que mi trabajo haya terminado. Sigo trabajando en mí mismo para alcanzar mi próximo objetivo, que es jugar en la universidad. Mi objetivo general como deportista con diabetes es mostrarles a otros como yo que todo es posible, nunca rendirse y nunca dejar que la gente te diga que no puedes debido a tu condición. La diabetes es un pequeño revés para una gran recuperación. Como deportistas con diabetes, debemos cuidar nuestro cuerpo más que cualquier otra persona. Si tu nivel de azúcar en sangre es alto mientras juegas, puede afectar tu forma de jugar; casi como un ciervo deslumbrado por los faros de un coche, tu cerebro no sabe qué hacer. Cuando juegas con un nivel de azúcar bajo, debes parar de inmediato y comer o beber algo con un alto contenido de carbohidratos o tu cuerpo comenzará a dejar de funcionar. Existen riesgos, pero si nos cuidamos bien, estaremos perfectamente bien mientras jugamos.
Después de entrenamientos o partidos intensos, si el cuerpo no está lo suficientemente hidratado, los músculos del cuerpo comienzan a sufrir calambres y pueden elevar los niveles de azúcar en sangre. Eso puede afectar al sistema respiratorio causando falta de aire y/o fatiga, pero si el cuerpo está bien hidratado, se pueden evitar todas las sensaciones. El proceso de recuperación es simple, como el de cualquier otra persona: comer, cubrir la medicación, descansar y repetir. Un deportista con diabetes puede pasar por muchas cosas, siempre y cuando sus niveles de azúcar estén bajo control, todo está y estará bien.