Roxanna, de Brownsville, Texas, comparte la historia de su diagnóstico y cómo cambió su vida.
Mi experiencia con la diabetes comenzó en agosto de 2016. Tenía 29 años. Como muchas personas que reciben el diagnóstico por primera vez, terminé en el hospital con niveles altos de azúcar en sangre, deshidratación grave, fatiga y agotamiento.
“Si fueras mi hermana”, recuerdo que me dijo el médico, “te enviaría al hospital”. Y fui al hospital.
Recuerdo ese día como si fuera ayer: los médicos, las enfermeras, el educador en diabetes, la mirada preocupada en los rostros de mis padres. En ese momento yo ni siquiera sabía qué era la diabetes, mucho menos cómo cambiaría mi vida para siempre.
En el momento de mi diagnóstico, también sufría la enfermedad de Crohn. Una dosis alta de esteroides para ayudar a controlar mis síntomas graves fue probablemente la culpable, pero es difícil decirlo con certeza, ya que también había experimentado varios casos de hipoglucemia reactiva. Tal vez la diabetes fuera una parte inevitable de mi camino.
Han pasado cuatro años desde mi diagnóstico. El camino no ha sido fácil; algunos días son geniales, otros no tanto. La pandemia de COVID-19 que estamos viviendo ha sido particularmente desafiante para mí. Unos meses de órdenes de quedarse en casa me llevaron por un camino de malos hábitos: comer en exceso, picar demasiado, no hacer ejercicio, no tomar mi medicación. En mayo de 2020, me ingresaron nuevamente en el hospital. Esta vez, pasé una semana en la UCI por cetoacidosis diabética (CAD), una experiencia que no quiero recordar, pero que nunca olvidaré. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que fue una llamada de atención seria que necesitaba para comenzar a tomar mi salud en serio.
Mi camino hacia la diabetes continúa con un enfoque renovado en priorizar mi salud a través de la atención plena, el ejercicio, los hábitos alimenticios saludables y la toma de mejores decisiones basadas en datos. Hoy, utilizo un sistema de monitoreo continuo de glucosa (MCG) que no solo me brinda datos de glucosa en tiempo real, sino que también me brinda comodidad y confianza mientras hago todo lo posible para controlar esta enfermedad en el futuro.
Agradezco la oportunidad de compartir mi historia y espero que ayude a algún compañero diabético en su camino.
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